Estos son los felinos más diminutos del mundo: ¡te vas a enamorar de ellos!
- Editor M
- 22 oct 2024
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Generalmente, al pensar en felinos, nos vienen a la mente dos imágenes: el gato doméstico, una de las más adoradas mascotas con las que el ser humano ha convivido a lo largo de su historia, y los ‘grandes felinos’, como tigres, leones o leopardos.
Sin embargo, es raro detenerse a considerar cuál es el felino más pequeño. Aunque el gato doméstico (descendiente del gato montés euroasiático) puede variar en tamaño y peso, generalmente mide alrededor de 50 cm de largo, más 30 cm de cola, y pesa entre 3 y 7 kg.
Algunas razas, como el Maine Coon, pueden ser mucho más grandes. En contraste, hay dos felinos silvestres realmente diminutos: el gato herrumbroso (Prionailurus rubiginosus) y el gato patinegro (Felis nigripes).
Ambas especies adultas son tan pequeñas que parecen cachorros de gato. Sin embargo, son depredadores silvestres con habilidades impresionantes.
El gato herrumbroso vive en los pastizales y bosques abiertos de India, así como en las selvas tropicales de Sri Lanka. Su longitud promedio es de unos 40 cm, con una cola de aproximadamente 20 cm, y pesa entre 900 gramos y 1,5 kg. Se caracteriza por sus grandes ojos, pelaje corto de color gris y manchas óxido que le dan su nombre.
Este pequeño felino se caracteriza por llevar una vida solitaria cuando alcanza la edad adulta. Su carácter es curioso y se distingue por una fineza acrobática para nadar y saltar, a pesar de su pequeño tamaño.
Debido a su tamaño y apariencia, muchas veces es confundido con crías de gatos domésticos o de leopardos.
A pesar de lo dicho, hasta hoy se tiene realmente poca información sobre su comportamiento, por lo que los investigadores tendrán que seguir de cerca el estudio de este ser para conocer más acerca de él.
Por su parte, el gato patinegro se encuentra en Sudáfrica, Namibia y Botswana, habitando los desiertos de Karoo y Kalahari. Su tamaño es similar al del gato herrumbroso, pero es un poco más robusto, con machos que miden alrededor de 40 cm y pesan entre 1,3 y 2,5 kg. Su pelaje es ocre con manchas marrón oscuro, y las almohadillas de sus patas son completamente negras, de ahí su nombre.
Felis nigripes es considerado el gato salvaje más pequeño de África y uno de los más pequeños del mundo, pero que esto no nos engañe: es un cazador nato con la mayor tasa de mortalidad de todos los felinos del mundo.
Es decir, es más peligroso que un león o un tigre. En vez de maullar, ruge de manera bronca y similar (aunque con menos potencia) a como lo hacen estos grandes felinos.
El gato herrumbroso debe compartir su hábitat con otros pequeños felinos, como el gato de la selva y el gato de Bengala, que son más grandes. En un ecosistema donde coexisten especies similares, la competencia es feroz.
El menor tamaño del gato herrumbroso podría ser una ventaja evolutiva; requiere menos alimento y puede acceder a espacios que los depredadores más grandes no pueden.
Aunque prefiere el suelo, ha desarrollado ciertas habilidades arbóreas, lo que le permite escapar de depredadores y acceder a presas que habitan en los árboles. Su dieta se compone principalmente de pequeños roedores, así como de aves y, ocasionalmente, pequeños reptiles y ranas.
En cuanto a su conservación, el gato herrumbroso enfrenta graves amenazas, como la pérdida de hábitat por la agricultura, la deforestación y el desarrollo urbano. Esto no solo reduce su espacio vital, sino que también incrementa los peligros, como accidentes viales y conflictos con humanos que lo ven como una amenaza para su ganado.
El gato patinegro, por otro lado, habita en un entorno árido donde conseguir alimento y agua es un desafío. A pesar de ser un animal reservado y principalmente nocturno, se ha estudiado más que el gato herrumbroso. Su dieta incluye pequeños roedores, aves, reptiles e incluso insectos. En situaciones extremas, puede cazar presas mucho más grandes, como liebres.
Catalogado como vulnerable, el gato patinegro también enfrenta amenazas como la pérdida de hábitat, el sobrepastoreo y la disminución de sus presas. La caza y el envenenamiento son problemas adicionales que agravan su situación.
La necesidad de conservar su hábitat es urgente, y se están llevando a cabo esfuerzos para restaurar poblaciones de presas y gestionar conflictos con humanos. Existen programas de reproducción asistida y manejo de poblaciones en cautiverio para preservar la diversidad genética y asegurar la supervivencia de esta fascinante especie.